Si hay algo por lo que los ciudadanos catalanes siempre se suelen quejar es por los numerosos peajes existentes en sus carreteras y por el hecho de que en el resto de autonomías no haya tantos ni por asomo, dado que la mayoría de las autovías son públicas. Pues bien en la actualidad las cosas pueden cambiar y esa envidia sana de los ciudadanos de Cataluña quedar en nada por las nuevas políticas de ajuste económico.
Los presupuestos no cuadran y comunidades autónomas y Gobierno buscan alternativas para cuadrar las cuentas por lo que hay que encontrar ingresos donde sea y recortar gastos al máximo. La instauración de peajes es una de las soluciones que están barajando seriamente los gestores públicos tanto para la creación de nuevas vías como para el mantenimiento de algunas.
En otros países la situación económica ya ha llevado a tomar la medida del peaje. Portugal es el ejemplo más cercano en donde se ha adoptado peajes en autovías públicas. Por ello parece evidente que la medida no va a tardar a llegar a España después de las últimas noticias sobre el aumento del déficit público y las exigencias de la UE. La filosofía es sencilla; es un pago justo porque paga quien lo usa.
La otra vía que se propone es el modelo clásico impulsado ya por varias regiones. La privatización directa de las nuevas autovías a cambio de su construcción. Es decir la empresa adjudicataria la hace y posteriormente la explota libremente cobrando a los usuarios. Esta fórmula vuelve a estar en boga después del fracaso del modelo del peaje en sombra (la CCAA pagaba a la constructora que hace la vía en función del tráfico recibido) por la cada vez más abultada deuda de las administraciones y su incapacidad para afrontar los pagos a tiempo. Obras medio paradas por la falta de pago en varias CCAA son la prueba de que el modelo está condenado hasta que haya liquidez.
El último escollo pasa por el quizá próximo necesario rescate a las empresas que gestionan autovías actualmente de peaje y que reclaman ayuda pública para poder mantener su actividad, de lo contrario abandonarán las infraestructuras y el Estado deberá asumir de golpe su mantenimiento. Esa es la demanda de estas firmas cuyo problema aún no se sabe como se va a resolver.
Los presupuestos no cuadran y comunidades autónomas y Gobierno buscan alternativas para cuadrar las cuentas por lo que hay que encontrar ingresos donde sea y recortar gastos al máximo. La instauración de peajes es una de las soluciones que están barajando seriamente los gestores públicos tanto para la creación de nuevas vías como para el mantenimiento de algunas.
En otros países la situación económica ya ha llevado a tomar la medida del peaje. Portugal es el ejemplo más cercano en donde se ha adoptado peajes en autovías públicas. Por ello parece evidente que la medida no va a tardar a llegar a España después de las últimas noticias sobre el aumento del déficit público y las exigencias de la UE. La filosofía es sencilla; es un pago justo porque paga quien lo usa.
La otra vía que se propone es el modelo clásico impulsado ya por varias regiones. La privatización directa de las nuevas autovías a cambio de su construcción. Es decir la empresa adjudicataria la hace y posteriormente la explota libremente cobrando a los usuarios. Esta fórmula vuelve a estar en boga después del fracaso del modelo del peaje en sombra (la CCAA pagaba a la constructora que hace la vía en función del tráfico recibido) por la cada vez más abultada deuda de las administraciones y su incapacidad para afrontar los pagos a tiempo. Obras medio paradas por la falta de pago en varias CCAA son la prueba de que el modelo está condenado hasta que haya liquidez.
El último escollo pasa por el quizá próximo necesario rescate a las empresas que gestionan autovías actualmente de peaje y que reclaman ayuda pública para poder mantener su actividad, de lo contrario abandonarán las infraestructuras y el Estado deberá asumir de golpe su mantenimiento. Esa es la demanda de estas firmas cuyo problema aún no se sabe como se va a resolver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario