¿Merece la pena comprarse un coche eléctrico en vez de uno
de gasolina convencional? La realidad es que más allá de los obvios beneficios
ambientales que esta tecnología aporta a la atmósfera y para la economía familiar, los beneficios
directos no son tan evidentes. Al menos a corto plazo. De hecho, su plazo de amortización se sitúa
entre los cinco y nueve años según sostiene un estudio realizado por la Escuela
de Negocios IESE y la marca española SEAT.
Y es que el precio de estos vehículos es más elevado que el
de los de motorizaciones de gasolina aunque también se ahorra en combustible
gasolina ya que la fuente de alimentación es la electricidad y a día de hoy
esta es mucho más barata, más aún cuando el petróleo está en estos momentos en
alza y alcanzando precios históricos.
Según concluye el estudio Seat e-mobility en un máximo de nueve años el ahorro derivado
de la eficiencia de la tecnología eléctrica y la fuente de alimentación
compensa el precio superior pagado en su compra. Bajar de esos nueve años está
en función de dos factores, el incremento del precio de la gasolina (ahora en
alza) y de la reducción de los costes de los componentes de los coches
eléctricos.
Por otro lado, el estudio también analizó las
infraestructuras viales existentes y llegó a la conclusión de que los
desplazamientos diarios habituales en España pueden realizarse con vehículos
con movilidad eléctrica. Sin embargo en Seat e-mobility también se deja claro
que “hacen falta mejoras en la red de infraestructuras para el desarrollo
óptimo de la movilidad eléctrica en España ya que este aspecto es hoy una
barrera física y psicológica para un número al alza de vehículos eléctricos”.
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