Que el consumo de drogas afecta negativamente al estado de una persona y por ende a las actividades que realiza como por ejemplo la conducción es una evidencia. Sin embargo, cómo afectan realmente cada una de ellas. Cuáles son las consecuencias reales sobre los reflejos y el manejo de un coche.
Para empezar cada droga afecta de forma distinta en función de su composición. Así su consumo puede provocar desde somnolencia, visión borrosa a temblores, o zumbidos, pasando por alteración de la percepción de distancias y velocidad, confusión, espasmos, etc. Por eso hay que evitar su consumo cuando se tiene un volante entre las manos pero no por la cuantiosas multa que nos puede caer sino porque así no ponemos en riesgo ni nuestra vida ni la de los demás.
Drogas
Obviamente la composición determina las consecuencias especialmente en las drogas sintéticas. Sin embargo, en líneas generales, la cocaína produce en el tomador euforia de forma que el conductor ignora los riesgos de la conducción mientras que el cannabis ocasiona alteraciones del equilibrio, mientras que los opiáceos provocan sueño. Por otro lado, y respecto a la más extendida en jóvenes, la marihuana. A pesar de que muchos consideran erróneamente que no tiene muchos efectos secundarios sobre la salud en la conducción sus consecuencias se plasman en una reducción del estado de alerta y los reflejos del conductor. Al mismo tiempo limita su coordinación.
Medicamentos
En el campo de los medicamentos, los más peligrosos para la conducción son los psicofármacos. En ellos se encuentran los tranquilizantes, los sedantes y los estimulantes. Los primeros y los segundos tienen efectos similares ya que disminuyen los tiempos de reacción, dan sueño e incluso pueden provocar visión borrosa. Finalmente los estimulantes aumentan la excitación del sistema nervioso. A todos estos hay que añadir otros fármacos más comunes y menos peligrosos pero que también pueden influir en la conducción. Se trata de los antihistamínicos (sedante, visión borrosa) antihipertensivos (visión borrosa y mareos) e hipoglucémicos.
Alcohol
La droga más común y extendida de todas, el alcohol también provoca efectos directos en el manejo del vehículo. No en vano, en las últimas décadas toda la política de prevención y sanción de la Dirección General de Tráfico se han centrado en separar el consumo de alcohol de la conducción con efectos muy positivos en la siniestralidad. En la práctica, el alcohol provoca sobre la persona que se pone al volante múltiples síntomas incompatibles con la seguridad. Entre ellas: cálculo erróneo de distancias, disminución de reflejos, aumento del tiempo de redacción, desequilibrios, descoordinación, fatiga, agresividad, etc.
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